Principios terapéuticos
Desde mi primer paciente, en 1990, hasta el momento, mi forma de enfocar el tratamiento ha ido evolucionando. Y es gracias a los mismos pacientes y evidentemente a las muchas formaciones a las que he asistido y aun asisto, que intento trabajar bajo estos principios:
- Buscar qué hay detrás de los efectos, del síntoma. Ir a las causas. Para ello,hay que trabajar con las relaciones. No preocuparse tanto de las partes aisladas como de las relaciones del sistema. Si hay un dolor en el hombro izquierdo puede ser, por ejemplo que previamente hubo una restricción de movimiento en el hígado y esto se refleja en el hombro (reflejo viscero-somático). En este caso, deberemos ajustar el hígado. Si solamente tratamos el hombro pueden suceder tres cosas: o no obtenemos ningún resultado, o solamente habrá una mejora transitoria o hasta incuso podemos aumentarle el dolor.
- El cuerpo posee MEMORIA de todo lo que nos ha acontecido. Nuestro cerebro registra todo lo que, a lo largo de nuestra vida, ha podido ser (real o imaginado) un peligro potencial para nuestra salud y supervivencia. Todo permanece inscrito en nosotros, en nuestro inconsciente y en nuestro cuerpo. Desde problemas en el parto, infecciones, traumatismos físicos, shocks emocionales, intoxicaciones…, hasta tendencias genéticas heredadas de nuestros ancestros. La situación emocional que el paciente vivía en el momento de tener el mal gesto, el accidente, puede ser muy influyente…Una cicatriz puede contener una memoria emocional, una lesión también…y todos los procesos posteriores siguientes son adaptaciones. Porque el cuerpo está siempre ADAPTÁNDOSE. Ya hemos comentado que el síntoma es la última ficha del domino que ha caído, pero que las causas están en otro sitio y este sitio podría ser otro rincón del cuerpo y , muy a menudo, en el mundo mental y emocional del paciente. El osteópata sabe “leer” y dar expresión y liberación a estas memorias emocionales retenidas en el cuerpo.
- El paciente no es un ser pasivo que lleva su cuerpo al osteópata como quien lleva el coche a reparar. Tiene que producirse una toma de conciencia en relación a los posibles orígenes de su malestar. No debemos hacer lecturas miopes respecto a lo que nos ha sucedido. No debemos confundir los desencadenantes con las causas de su dolor o malestar. Un desencadenante podría ser haberse agachado para recoger un bolígrafo, la causa podría ser haber estado sentado de un manera incorrecta anteriormente durante muchas horas, no haber descansado suficientemente, encontrarse bajo una presión laboral, sufrir un problema afectivo con la pareja, etc…Mi experiencia es que cuando hay una toma de conciencia, la curación es mucho más rápida.
- Un dolor es un intento del cuerpo para para solucionar una situación. Es una decisión que toma el cuerpo y es la mejor solución de que dispone en ese momento. Si, como osteópatas, somos capaces de ayudar al cuerpo, si podemos crearle otra situación, darle otras herramientas, él mismo sabrá encontrar la mejor salida al conflicto que está viviendo. La mano del osteópata se encuentra invariablemente “atraída”, “imantada” hacia la zona donde esta el problema y es allí donde debe saber “estar” para que el cuerpo se reorganice. El osteópata es observador y colaborador del proceso que tiene lugar en el cuerpo. Como decía R. Becker: “sólo los tejidos saben…” que es una manera de decir que el propio cuerpo te guía hacia el problema y también hacia su solución.